viernes, 7 de agosto de 2015

VOCES ROBADAS. Diarios de guerra de niños y adolescentes.

           

          Ser adolescente implica atravesar un proceso de duelo. Perder el cuerpo infantil, sus goces y  su representación interna para apropiarse progresivamente  de otro cuerpo, abierto a un mundo de posibilidades. Se trata de asumir una nueva identidad,  transformando  la relación con los padres,  a los que en un conflictivo camino perderá también, como los padres del niño que dejó atrás.

         El diario íntimo es una forma de acompañar esa construcción. El joven va guiando sus pasos, plasmando la cartografía a transitar.  El fuerte valor proyectivo y un registro vinculado a la noción de intimidad acompañan su proceso de escritura, donde lo que escribe y describe son sus cambios, sus nuevas percepciones. Encuentra en ese instante retirado, en soledad,  las claves para entenderse y afrontar su posición en el mundo.

        ¿Pero qué sucede cuando en la realidad material el cuerpo se encuentra  amenazado y la posibilidad de la muerte es tan cercana como en la guerra?

       El libro Voces Robadas reúne el testimonio de diarios verídicos,  escritos por niños y adolescentes de entre 13 y 20 años desde la Primera Guerra Mundial, atravesando el Holocausto, Vietnam, la intifada palestina, la guerra de Bosnia y Herzegovia, entre otros acontecimientos,  hasta llegar a  la guerra de Irak.  Una recopilación de historias personales, donde  los temores, sufrimientos e interrogaciones sobre el mundo adulto  humanizan nuestra visión de las  guerras, ese registro que tan bien desdibujan  los medios de comunicación.

        Zlata Filipovic, plasmó en su diario lo vivido en Sarajevo, pudo a sus 13 años, con la ayuda de Unicef,  salir de la guerra y refugiarse en Paris junto a su familia. De su encuentro con Melanie Challenger, una escritora conocida por adaptar el diario de Anna Frank para la ópera Annelies,  surge la publicación de esta antología.

    Los temas que habitualmente el adolescente elabora aparecen con un matiz que los resignifica. Zlata, llama a su diario Mimmy y en su compañía  se confronta con el crecimiento de su  cuerpo.

« He crecido Mimmy, no tengo ropa. Todo me viene demasiado pequeño, corto, me aprieta. He quedado con Braco para ver si puedo usar alguna de la ropa de Martina. Keka me ha escrito y me ha dicho que puedo coger todo lo que necesite. “Coge todo lo que pueda alegrarte el día, Zlata, y disfrútalo. Porque el mañana llegará. No lo dudes”  »
       La distancia con los amigos que partieron con sus familias o la misma muerte son experiencias que alejan de los pares, los amigos, ese referente tan importante para el adolescente. Zlata relee sus cartas como una forma de reencontrarlas:

« Querida Zlata: Tú eres y serás mi mejor amiga. Nadie podrá destruir jamás nuestra amistad, ni siquiera esta guerra. Aunque estés en Sarajevo y yo en Italia, aunque no nos hayamos visto desde hace más de un año, sigues siendo mi mejor amiga. »
       Los padres de la infancia cambian en el vértigo que trae la guerra,  testimonio de la vulnerabilidad de los cuerpos frente al sufrimiento y las privaciones:  

« Miro a papá. Ha perdido mucho peso. La báscula dice que veinticinco kilos pero viéndolo pienso que mucho más. Creo que hasta sus gafas le están  demasiado grandes. Mamá también ha perdido peso. Parece que se ha encogido: la guerra ha hecho que le salieran arrugas. ¿Dios qué les está haciendo a mis padres esta guerra? Ya no parecen mi mamá y mi papá de antes. ¿Terminará esto algún día? ¿Terminará nuestro sufrimiento y podrán volver s ser como eran: alegres, sonrientes, guapos? »
      Sin embargo escribir funciona como compañía y fue en su caso la apertura a una gran posibilidad. En 1992 Zlata entró a una escuela provisional en su barrio y su diario fue descubierto por UNICEF, publicado y traducido a 36 idiomas.  Luego llegó una nueva vida, sus estudios en Oxford y  la iniciativa compartida con Melanie Challenger al reunir otros diarios y recuperar otras voces.

       El relato de los distintos jóvenes es conmovedor por su agudeza en la crítica al mundo adulto, por la referencia a situaciones límites y los recursos que cada uno encuentra para sostenerse en la vida. Es una invitación para acercarse a la historia desde una perspectiva distinta, muy especialmente a la historia reciente a través del testimonio sobre conflictos que persisten como el de Israel y Palestina.

     Muchos jóvenes escritores regresaron, algunos murieron en el frente de batalla o en las ciudades sitiadas. Pero en todos los casos, la escritura sirve  como proyecto y sostén,  aparece como un factor de resiliencia donde quien escribe se  abriga en la palabra, apuesta a dejar su marca,  testimonio del cruce entre lo singular y lo social, de las miradas entre generaciones y culturas. Tejido que intenta suturar el dolor del trauma de la guerra.

                                                                                                                            María Victoria Fabre.